Es realmente interesante ver como a nivel de opinión pública, medios de prensa, redes sociales y otros, las compras públicas son siempre un tema controversial. Y es porque – con mucha razón – en muchas oportunidades se utilizan los resortes legales para flexibilizar procedimientos y tener un resultado no conveniente a los intereses generales, lease: una compra sobre-facturada o a precios fuera del mercado.

Sin embargo, esto quizás pueda significar (si alguien realiza un análisis más minucioso de las compras públicas…) un porcentaje relativo de las compras del Estado. Por relativo, me refiero a que hay muchas compras que se hacen mal, pero muchas que se hacen bien: dentro de los precios de mercado, con productos o servicios de calidad, con un margen de ganancia razonable para el sector privado.

No podemos dejar de notar que el Estado seguirá comprando, SIEMPRE. Porque siempre habrá servicios públicos que garantizar, y todavía nos queda mucho camino por poner nuestra infraestructura pública y tecnología a nivel de los países de primer mundo. Siempre, teniendo en cuenta que cada compra se refiere a un objetivo, persigue un fin público, un objetivo social.

Entonces, los que manejen las herramientas y procedimientos legales – y tambien comerciales – de compras públicas, tendrán una oportunidad de venta, SIEMPRE.